Te vuelves mi
refugio cuando cierro mis ojos y el vacio se queda grabado en mi vientre a puro
fuego. Recuerdo que debo abrirme a las personas, cada vez que caigo en el
círculo vicioso de dejar de escribir sobre mi vida y empezar a escribir sobre recuerdos y pesadillas. De
lo soñado y de lo vivido no puedo sacar nada sin la imaginación, sin la vida a
cuestas, sin el parpadeo deprisa de mi mirada. Mi mirada que se esconde de tus
ojos. Aunque sea lo último que quiera pero sea lo que más necesite. Arrancar de
raíz mis entrañas, y que todo lo que quede de mi sea lo que te llena las manos.
No quiero nada que no sea tu mirada, cuando no me miras y te duermes
volviéndote mi sueño. El único que tengo cuando el mundo se desliza bajo el
peso de mis hombros y no sueño contigo pero te anhelo con fuerzas. Mi mente me
recuerda tu sonrisa retumbando contra el hielo cada vez que cierro mis ojos y
los abro del otro lado de tu ventana. No tengo que temer más, aunque no pueda
llorar sobre tus piernas, aunque no pueda llorar nunca sobre ningunas piernas.
Y llore como te quiero, como vivo, como
escribo y como respiro: abierta y libremente. No me puedas curar, no quiero que
me sanes de mi vacío, quiero que lo llenes de música para que ya no sienta la
patada contra mis costillas. La mía
propia. De esta jungla de sentimientos nadie me puede salvar, pero los
abrazos koala matan a los tigres en un abrir y cerrar de ojos. Ahora me siento
feliz a pesar de estar triste, y es gracias a que me has dado tu estómago. Siento
mariposas tranquilas sobre mi vacío. Se deslizan sobre mi vacío, se duermen y
sus alas me llenan de ráfagas de aire el vacío.Te quiero, sin prisa, sin fuego, sin estómago y con mucha nieve para criogenizarnos los sentimientos para toda la vida que me queda por llevar limpia la piel. No como se quiere a la antigua, porque lo antiguo siempre soy yo, tampoco con el alma y tampoco sin mirar atrás. Yo no se querer sin mirar atrás, soy un desastre, cubierto de nieve y llena de calor.Ya se que no es una competencia, pero a veces se siente como si lo fuera, la vida misma. Quien sonrie mejor es el que permanece sonriendo. Y yo no quiero ser parte de eso. Siempre creceré dentro de mis propios colores, aunque sea el contraste de todo lo demás, y tú seas el ejemplo que nunca podré seguir por más que te admire y te entregue mi fe, mi confianza, y mi último estómago, carente de vacío, consumido por tu frío, lleno de mi calma, falto de mí misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario