He vuelto, no siento miedo, pero sí siento ansias de decir por el camino por el cual he trasnsitad.
He vuelto más ordenada, más rica, y menos pobre.
Más mujer, más pantera y menos vampira, más sacerdotiza, más sacerdotiza,
y más samnadora.
Sanado través de mis viajes, paso a paso, por continentes y países me abro paso
Sanadora de viejas heridas, sanando cicatrices y estragos de la memoria con fecha de caducidad. Como la leche que espersu fin, fuera de la nevera, 3 días después de ser abierta fuera del refrigerador.
He vueklto más bailarina, más bailarina herida. Por algún motivo siempre asocié la danza profesional al dolor, y la danza en los pasillos, perdiéndome frente al espejo como genuina libertad. Más bailarina libre, como un caballo bailando sobre las olas, y más valiente. Al volver poesía e historias esas heridas. Me duele el estómago al hablar de él,
es un dolor enraizado en mi vientre,
me duele al punto de volverme el reflejo de las hojas en verano.
Tengo una imagen de él, grabada para siempre en mi mente, al salir de una clase de ballet y entrar a una de contemporáneo. él no lo sabía, pero ese fue él único momento en el cual mis confesiones silencio volvieron algo secreto y genuino lo que sucedería.
Me miraba fijamente desde el último piso, con ambas manos sobre el borde del muro que envolvía el descenso que conectaba todos los pisos, a través de un corredor, yo salía del baño, lista para tomar la siguiente clase de contemporáneo y él estaba allí. Mirándome fijamente como si fuera una presa y tuviera conocimiento absoluto desde las creencias enraizadas en su mente de la imagen que él se construía en mi mente.
Pero no, no sabía nada de mí.
Solamente los juicios y rumores que otras personas esparcieron sobre mi belleza
Solamente que me gustaban sus brazos y sus venas hinchadas después de hacer ejercicio
Su energía vital al bailar tan llena de calor y en estado puro como el fuego emergiendo de la nada y la velocidad de dos cuerpos rozando el sol
Pero no, en teoría la nada es todo
Y todo era lo que él veía en mí.
Cuando me volví cenizas desaparecí entre los rumores, y juicios de otros, mi piel, mis huesos, mi existir voló tan lejos de él, cuando dejé de estar construida únicamente de sus pensamientos. Me iría y desaparecería para ser integra y completamente mía, pero ninguno de los dos todavía lo sabía.
Así esa fotografía saliendo del baño y mirando hacia arriba, chocando mi existencia con su pupila clavada en mi figura, es el fotograma del único momento donde fui genuina y enteramente, donde pude haber sido suya y de nadie más. Luego la música dejaría de existir envolviendo mi carne y mis huesos.
Me duele el vientre al pensarlo, al punto de volverme el reflejo de las hojas en verano, manzanas brillantes bajo el sol, esperando la metamorfosis a libro abierto, esperando el toque de la lluvia acariciando mis mejillas, tornando la esencia de toda tormenta en lágrimas de felicidad.
He vuelto después de morir mil veces, sin avergonzarme del amor.
He vuelto y Paola y Navil siguen siendo poesía.
Mis escaleras permanecen siendo escaleras al cielo, en mi historia de vida.
He vuelto y Charlie duerme a mi lado, dorado, sano y eterno como el sol.
Suave y tierno como Atenea.
Bendito y Sagrado como Hathor, Isis y la Luna.
Hermoso en corazón y alma en los labios de Afrodita.
He vuelto y las mariposas se anidan en mis mejillas, el credo y el padre nuestro
continúan vibrando con mi voz,
al hacer el amor.
He decidido que a partir de ahora,
cada poema, cada palabra,
cada texto que escriba,
será salvado y eternizado para siempre en mis libros,
mis cuentas bancarias, el peso de mi alma en oro.
Este poema es a parte del poemario
"Por las ganas de Ampararte"
Cada foto del libro tendrá un verso de mi poeta preferido.
"Y yo te siento temblar junto a mí, como una luna en el agua" - Julio Cortázar.
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