Recapitulamos

' Pero Sócrates pone una zancadilla ideológica más a Agatón:
— ¿Ansía el amor aquello que es objeto de amor o no?
— Y mucho, por cierto — responde cándidamente Agatón.
— Y ¿cuándo ansía y ama lo ansiado y amado: cuando lo posee o cuando no lo posee?
— Según todas las apariencias, cuando no lo posee — se deja decir Agatón.
Y después de una artera preparación, a la que sucumbe Agatón, concluye triunfalmete Sócrates:
— Luego el Amor está falto de belleza y no la posee.

Y agatón, resignado, contesta:

— Estoy a un paso, Sócrates, de no entender ni palabra de lo que antes dije.

Y sócrates, cruelmente, remacha el clavo y le obliga a admitir:

— Sí, pues, el Amor está falto de lo bello, y lo bueno es de vez bello, estará igualmente falto de lo bueno.

Mas Agatón responde con una frase que debiera haber heho pensar mucho a Sócrates:

— No puedo resistirte con palabras. Sean, pues, las cosas como tú las dices.

— A la verdad — respondió Sócrates — es a lo que no puedes resistirte con palabras, amado Agatón.'

Recapitulamos:

A la verdad nunca nos pudimos resistir con palabras
El deseo es vida
el amor es eternidad que engloba la vida y engloba la muerte.
Lo amado pierde belleza cuándo no lo poseemos, al menos claro, que alguién más lo ame. Si nadie te ama, pues careces de belleza más que de aquél que te ama y no te tiene pese a que te encuentra sin belleza.