Merideña, rumbera y feliz. Me gusta el tiramisú y bailar reggaeton con sudor sobre mí.

Alimento para mi alma 2017 - 2018

29 nov 2017

Conquistar

Así como admiro y valido la pasividad y la docilidad que me caracterizan, la condeno gravemente en otra gente. De niña me hubiese gustado perderlo todo, no metaforicamente como me sucedió cuando me llevaron a vivir a Caracas y me desprendí del olor de los pinos y el cielo despejado de Mérida, sino desprenderme de todo, inclusive de las personas que amaba. Ser expuesta al dolor con la mayor frialdad posible para desde un corazón endurecido con su misma ternura comenzar de nuevo. Todos los sucesos que han ido marcando mi historia han estado siempre teñidos por un manto de esperanza abzurda de la que he intentado mucho desprenderme desde que amo teniéndome presente. Porque el amor es la semilla a la esperanza, más el amor presente es el que te lleva a darle forma tangible a tu ilusión. No quiero sentir esperanza más que la de mis acciones, mi cuerpo saliendo de ese estado de pasividad y docilidad que condeno en otros, exponiéndose al vacío y abrazando el precipicio. Quizá por eso admiro tanto a Paula, porque no ha regresado a su casa y no tiene intenciones de hacerlo, se ha enamorado del camino. Y me pregunto quizá si ella misma ha encontrado su propio hogar en otras tierras, más no en otros brazos. Las personas no pueden contar como hogar por más salvadora que nos resulte esa idea. Porque cuando te despides de ellas y les das la espalda siempre te queda la abzurda idea de que el destino quizá en otra vida te haga volver a verlos, regresar a ese hogar prometido en ellos, inclusive esa idea logra prevalecer más allá de la muerte. Recuerdo la vez que le di la espalda a Paola y la abandoné en aquel hotel vacío y profundo del centro de Mérida. El único hogar que concebí como paraíso lo conseguí en sus brazos y tantas veces corrí lejos de ese hogar, de ella misma; siempre manteniendo la esperanza silenciosa de que alguna vez podría volver a ser rodeada en su pecho. Por eso, perderlo todo, sin metáforas, sin vinculos entre el futuro y las personas, quedarte vacía como si pasaras hambre toda la noche hasta sentir el vacío instalado entre tus costillas, y la fuerza con la que continúa latiendo tu corazón, así, hasta desprenderte de la ansiedad y colmarte de la calma, de la quietud del momento que te empuja al despertar. Lanzarte al vacío y después renacer altivamente, conquistar la vida. 

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