Siempre que hago limpieza en mi blog hay algunos poemas que nunca puedo borrar, porque borrarlos de alguna manera sería borrarte a ti y eso tampoco he aprendido a hacerlo. Leo mis escritos y me doy cuenta como me cambia el tiempo, como te cambia a ti. Como me deja de importar lo que nunca tuvo importancia. Y qué ganas de quitármelo de encima, y vestirme con el peso liviano de mis pestañas y sueños. No sé reconocerme más que en tus parpadeos, después de tanto espacio y tanto tiempo, seguimos perteneciendonos en los deseos más puros del alma. Somos la raíz que permanece en todas las estaciones.
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